Métodos para cocinar: cuáles son los mejores para prevenir el cáncer

La cocina, entendida como acto culinario, nos permite crear diferentes elaboraciones y platos que influyen mucho más de lo que creemos en nuestro estado de salud.

Es más, incluso la forma de cocinar un alimento puede modificar lo saludable que este acabe siendo, como por ejemplo en el caso de las patatas.

Como ya te contamos en Helping Cáncer, existen algunos componentes relacionados con la forma de cocinar que son potencialmente perjudiciales para la salud y se asocian en cierta medida con la aparición de diferentes enfermedades, entre las que se incluye el cáncer.

Los riesgos de la fritura

La fritura es un proceso culinario que consiste en la sumersión de un alimento en aceite caliente, a una temperatura aproximada de 180ºC. Por el simple hecho de trabajar con una temperatura tan elevada, estamos expuestos a una mayor cantidad de agentes carcinogénicos que en otros tratamientos más suaves.

Este es el caso de la acrilamida, un compuesto químico generado de forma natural cuando cocinamos alimentos que poseen azúcares reductores y el aminoácido asparagina en su composición. Si quieres ampliar tus conocimientos sobre la formación de acrilamida en alimentos puedes consultar este artículo.

Barbacoas y ahumados

El caso de las barbacoas también merece una mención especial, ya que cocinar mediante la combustión de maderas posee ciertos riesgos asociados hacia la salud por la generación de ciertos compuesto volátiles.

Principalmente, los agentes carcinógenos que mayor presencia tienen en alimentos cocinados a la barbacoa y ahumados son las aminas heterocíclicas y los hidrocarburos aromáticos policíclicos, ambos fuertemente asociados a una mayor prevalencia de cáncer.

A la plancha, horneado y al vapor

Cocinar alimentos a la plancha, es decir, sobre una superficie caliente —que perfectamente puede ser una sartén también— y con una ligera capa de aceite u otro componente destinado a que el alimento no se pegue, se convierte en una interesante opción para cocinar de forma más saludable. Esto es debido a que se utiliza poco aceite, en comparación con la fritura, por ejemplo, y a que la temperatura utilizada es menor, lo que disminuye la generación de compuestos problemáticos para la salud.

Otras fórmulas de cocinado, como por ejemplo el horneado y la cocción al vapor, también se presentan como opciones muy válidas a la hora de prevenir la formación de componentes potencialmente carcinógenos, ya que estos métodos son menos agresivos con el alimento y en general utilizan una baja temperatura.

Mención especial merece el empleo del microondas, ya que como te contamos en este artículo, este electrodoméstico no supone ningún problema para la salud y no incrementa el riesgo de padecer ningún tipo de cáncer.

Bibliografía

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