La historia entre el aspartamo y el cáncer

Desde hace varios años, el simple hecho de mencionar la palabra “aspartamo” ha suscitado en la mente del consumidor cierto rechazo y miedo hacia cualquier producto que contara con el conocido aditivo entre sus ingredientes.

Todos los aditivos son seguros en las dosis añadidas a los productos alimenticios que consumimos. El caso del aspartamo no es para menos, ya que ha sido, y es, uno de los aditivos más estudiados en los últimos años. 

Qué es el aspartamo

El aspartamo, o E-951, es un edulcorante empleado como sustituto del azúcar en productos como bebidas refrescantes, chicles y algunos productos de pastelería, entre otros. Está compuesto por fenilalanina y ácido aspártico, dos aminoácidos presentes también de forma natural en nuestro organismo y en muchos de los alimentos que consumimos a diario.

Cuando estos componentes interaccionan entre sí, se genera una reacción intensa de sabor dulce considerada como 200 veces mayor que el azúcar, esto es lo que se conoce como poder edulcorante.

Por qué se relacionan aspartamo y cáncer

A principios de los años 2000, surgieron varios estudios científicos que relacionaban directamente el consumo de aspartamo con el desarrollo de cáncer. Sin embargo, estos estudios demostraron una evidencia inconsistente al estar basados en modelos animales, además de poseer graves fallos en el diseño y desarrollo de los experimentos. 

Esto fue posteriormente ratificado por la EFSA, European Food Safety Authority, y la FDA, Food and Drug Administration, su equivalente en E.E.U.U., quienes estudiaron a fondo la evidencia existente hasta la fecha sobre el aspartamo y concluyeron que no había motivos para preocuparse por su consumo.

¿Es recomendable el uso de aspartamo?

Todos aditivos son seguros en las dosis utilizadas, incluido por supuesto el aspartamo. Lo sabemos porque sus dosis máximas son reevaluadas constantemente mediante estudios toxicológicos, así como la forma de suministrarlos y en qué alimentos concretos se utilizan.

Sin embargo, debemos ir más allá y analizar la finalidad de cada aditivo concreto. Al igual que existen aditivos encaminados a mejorar la seguridad alimentaria y protegernos frente a posibles intoxicaciones alimentarias, existen otros aditivos que tienen una mera finalidad estética o placentera, como por ejemplo el caso de los colorantes y los edulcorantes.

En el caso de los edulcorantes, existen algunas evidencias que relacionan su ingesta con un aumento del peso. Estos estudios sostienen que los edulcorantes modifican nuestra percepción del sabor dulce, pudiendo hacer que consumamos más alimentos insanos en consecuencia de forma prolongada. 

Por ello, desde el punto de vista sanitario, se recomienda vigilar el consumo de los edulcorantes. Aun así, estos pueden ser muy útiles para disminuir el consumo de azúcar en la dieta paulatinamente, así como para grupos especiales de población como los diabéticos.

Bibliografía

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