Nuestro cuerpo se compone de millones de células, las cuales se diferencian antes de nacer para llevar a cabo las distintas tareas necesarias para nuestra supervivencia. A su vez, estas unidades microscópicas cuentan con una serie de componentes químicos que sirven para diversos propósitos, entre los que se encuentran el reconocimiento e interacción con partículas u otras células externas. De eso se encargan precisamente los receptores, unas moléculas que las células utilizan como “manos” con las que tocar el entorno y reconocer a las compañeras.
La importancia de los receptores
Los receptores actúan desencadenando una respuesta química interna que modifica de alguna manera el comportamiento de la célula. Ejemplo de ello es el MHC I (Complejo mayor de histocompatibilidad), un tipo de glicoproteínas que se encarga de la presentación de los antígenos a los linfocitos T para desencadenar una respuesta inmunitaria en nuestro organismo. Otro tipo de linfocitos llamados células NK, o asesinas, son capaces de reconocer la ausencia de este complejo en las células tumorales, a las cuales inyecta una sustancia citotóxica para provocar su autolisis, su muerte celular.
Otro ejemplo de receptores es son los llamados β-ARs, en los que se ha descubierto recientemente que su estimulación podría frenar la expansión del cáncer oral. El hallazgo en particular lo han llevado a cabo investigadores de la Universidad Dental y Médica de Tokio mientras estudiaban un tipo de cáncer muy común llamado carcinoma oral de células escamosas (COCE). El COCE es una neoplasia maligna que suele afectar a personas de más de 40 años, habiendo un pico de incidencia a los 60. Sus localizaciones más comunes suelen ser la lengua y el piso de la boca.
Antes de que se produzca la metástasis, estas células tumorales pasan por un cambio en el que aumenta su motilidad e invasividad, llamado transición epitelio-mesénquima. Los autores del artículo declaran que han encontrado un agonista de los receptores de los que antes hemos hablado que podría interferir en la transición epitelio-mesénquima, llamado isoxsuprina. Este descubrimiento podría dar lugar al desarrollo de nuevas terapias químicas contra este tipo de cáncer que retrasen o impidan la aparición de la metástasis, lo cual llevaría a una disminución significativa de la mortalidad del mismo.
Bibliografía
- Sakakitani, Shintaro, Katarzyna A. Podyma‐Inoue, Rina Takayama, Kazuki Takahashi, Mari Ishigami‐Yuasa, Hiroyuki Kagechika, Hiroyuki Harada, y Tetsuro Watabe. 2021. «Activation of β2‐adrenergic receptor signals suppresses mesenchymal phenotypes of oral squamous cell carcinoma cells». Cancer Science 112 (1): 155-67. https://doi.org/10.1111/cas.14670.